sábado, 14 de noviembre de 2015



EL DRAMA PERUANO: CALCOS, COPIAS…Y FALSIFICACIONES

Como está claro, el neoliberalismo político-económico no solo se encargó de sepultar las bases intelectuales de un Perú del primer cuarto del siglo XX, contestatario y vehementemente creativo, también se sepultaron las bases del clamor por la implantación de la decencia y genuinidad política.

Por José Toledo Alcalde
  
En los últimos meses el Perú ha sufrido una de las más ignominiosas síntesis de la descomposición institucional de un mercantilizado Estado putrefacto -no laico- convertido en una real cueva de sinvergüenzas. Territorio de piratas que siguen creyendo que el Perú fue perpetuado como el salvaje paraíso del saqueo y la impunidad sacralizada por un dios cómplice del arrebato patológico de una jauría de voraces cleptómanos. Esto es historia conocida, una escalofriante pagina de autoengaños y falsas imágenes de una nación que no existe. En palabras de César Hildebrandt: “Nos creemos un país especial, tocado por la fortuna, privilegiado por el poder de nuestra gente, por la diversidad de nuestros cutis y paisajes. Lo que no somos es una nación y eso es lo que no nos atrevemos a reconocer. Lo que no somos es un proyecto superior y eso es lo que los políticos nunca dirán por que su proyecto es el autoengaño”. [1]


¿Qué se puede esperar de una seudo democracia que blinda calcos, copias y falsificaciones con dogmática y férrea defensa de un “orden constitucional” vergonzoso y pisoteado por un grupo inescrupuloso de lobistas, mercaderes de la voluntad de un pueblo maltratado por su propia desorientación y letargia política?  ¿Que se puede esperar de un sacrosanto concordato dirigido por el controversial Cardenal Juan Luis Cipriani, acusado por plagiar -entiéndase apropiación ilícita de ideas-, importantes fragmentos del libro “Communio” de Joseph Raztinger ex Sumo Pontífice Benedicto XVI? [2] Cipriani incurrió en un eficiente acto de auto-absolución señalando: “Toda mi labor pastoral, también este artículo periodístico, tiene como base y sustento las enseñanzas del mismo Cristo, de los Papas y de la Doctrina social de la Iglesia (...) Este patrimonio común de nuestra fe no tiene, por decirlo así, una propiedad intelectual…Lamento que la brevedad del espacio me llevó a omitir las fuentes y reconozco este error”[3] Y, esta no fue la primera vez, reincidió en el error.[4]  

¿Qué se puede esperar en el paraíso eterno del latrocinio y el crimen impunemente organizado, cuando un presidente nacido en Japón quien falsificó su partida de nacimiento haciéndose pasar como nacido en el Perú, se auto organizó un autogolpe de Estado para legitimar –constitucionalmente- el ingreso del sistema económico responsable de la perpetuación de políticas de robo y repartición de bienes de este sangrante paraíso de ilusiones y autoengaños? 

En este contexto de “aventureros de la política”, profesionales de la retorica de la mentira y especialistas del pillaje y la substracción legitimados, el Perú sufre la acción desvergonzada de una desequilibrada pareja presidencial acompañada de un entorno inescrupulosamente cómplice, fieles seguidores de la maestría criminal de los mandatarios anteriores y la mano “oscura” del lobby de asesores provenientes del intocable Washington y de las megas corporaciones financieras. ¿Qué podemos seguir esperando en un paraíso del despojo y el crimen impunemente organizados, donde el mandatario “democráticamente elegido” no es –al final de cuentas– quien “manda”, sino aquél poder oculto detrás del trono? ¿Qué podemos esperar en el paraíso de la rapiña y el delito impunemente organizados, si el mandatario y la primera dama traicionaron la razón, por la cual habían sido elegidos –devolver la decencia soberana al Perú–, accediendo al secuestro de Washington y las corporaciones financieras y comerciales?

Como parte de una agredida generación de los ’80, maltratada por el terror financiero de políticas foráneas y erradas estrategias de resistencia, no espero nada de aquellos representantes del sistema de la falsificación y el fraude impune. Sin embargo, considero que el optimismo debe rebasar atroces errores y desquiciados kamisaques de la política. Coincido en mucho con el periodista César Hildebrant, pero considero no apropiado su descargo pesimista, cuando coloca en la misma “canasta de hierbas” a la candidata a la presidencia Verónika Méndoza de la coalición de partidos políticos y movimientos sociales Frente Amplio. Hildebrandt sostiene: “De Verónika – y otras hierbas – no es preciso decir mucho. Sólo que no tiene ninguna posibilidad de ganar. Felizmente”.[5] Como uno de los poquísimos representantes de la decencia periodística Hildebrandt, en mi opinión, es el abanderado, pero como agorero de la voluntad del pueblo –de la cual me siento parte, aun encontrándome fuera de mi tierra-, creo que es una aventura adivinatoria que podría alinearse con las más cuestionadas agencias encuestadoras, como parasitarias representantes del statu quo, y él lo sabe perfectamente. 

Lo que muchas personas esperamos es que este paraíso del saqueo y crimen impunemente organizado sea transformado desde sus raíces, reconstruyéndose desde sus propios recursos y masacradas identidades. Basta caminar los cerros de la periferia limeña, de los conos y poblados del interior del Perú, para darnos cuenta de la inhumana insensibilidad y populismo político de esta podrida república satélite del poder y el atraco institucionalizado. A las pruebas nos remitimos. 

Esperamos que en las siguientes elecciones no sean puestas en la tarima de las discusiones, de que lo joven es “inútil” y lo viejo es “sabio”. Cuando una periodista le observó a Verónika Méndoza sobre la decepcionante gestión del otrora joven Alan García Pérez, ella respondió que, no es cuestión de juventud sino de responsabilidad; y es eso lo que no solo esperamos, sino que, queremos construir colectivamente, una generación, no de jóvenes o viejos responsables, sino una generación decente, que ni copie, ni falsifique modelos políticos-económicos. Todo lo contario: que sea capaz de desbordarse de autenticidad y humano compromiso, codo a codo con los sectores excluidos, en este paraíso del saqueo y el crimen impunemente organizados. 

Apostamos por la decencia, por eso creemos en la honestidad de personas como Verónika Mendoza y la fuerza ético-moral que la respalda.[6]


[1] “César Hildebrant En sus Trece” 13/11/15 Fuente: http://www.hildebrandtensustrece.com
[2] “Sentido primaveral de nuestra historia”, El Comercio, 09/08/15.
[4] “Tú tienes la palabra”
[5] César Hildebrant En sus Trece, 13/11/15.

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