Cuándo se jodió la
Universidad peruana

Incluso
antes del decreto, durante la primera mitad de la dictadura fujimorista, la
universidad privada había entrado por una ruta nefasta, cuyo hito mayor fue la
fundación de la Universidad César Vallejo, que con el tiempo convirtió a César
Acuña en el mayor empresario de la educación en el Perú. Más allá del escándalo
de sus viles plagios está ese escándalo mayor: el de la educación de un pueblo
colocada en manos de pícaros y mentirosos sin preparación alguna.
Mientras
tanto, y pese al esfuerzo de Humala en el sector educativo, solo una sétima
parte de las universidades nacionales han sido fundadas después de esa ley, lo
que quiere decir que, sobre todo durante los gobiernos de Toledo y García, el
Estado no equilibró el peso de esa academia trucha: las últimas generaciones de
profesionales peruanos lo son, en su mayoría, solo en apariencia. En realidad
son subempleados en serie, para lucro de un puñado de inescrupulosos.
Esa
realidad, que vamos a sufrir con más gravedad en el futuro, cuando el país
resienta aun más la escasez de profesionales competitivos, es consecuencia de
una versión idiotizada y cataléptica de la lógica liberal del mercado,
producida por la “derecha bruta” de la que hablaba Tafur, dispuesta a
multiplicar su brutalidad y hacerla hegemónica. Esa lógica perversa, en la que
el único bien valorable es el dinero mismo, es la que estaríamos colocando otra
vez en el poder si elegimos a Keiko Fujimori o a César Acuña.
La República, 23/02/2016
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