Antifujimorismo de masas versus antiizquierdismo mediático
Por Diario UNO el
marzo 24, 2016
El Jurado Nacional de Elecciones
(JNE) es el responsable por las legítimas protestas que se vienen produciendo
en Lima y varias ciudades del país, especialmente en el sur. La gente que se
moviliza, y que por cierto es mucha, percibe que el órgano electoral no es
neutral, y que el primer efecto de la exclusión de Guzmán y Acuña -donde se ha
notado claramente la mano de Alan García–fue un beneficio para Keiko Fujimori.
Así, el movimiento social
anti-Fujimori que la prensa concentrada y la misma candidata de Fuerza Popular
daban por muerto, está más vivo que nunca, es tremendo y constituye un actor
importante en la etapa actual de las elecciones.
Su mensaje político es que la
lideresa del fujimorismo, puede tener cuatro años seguidos el 30 por ciento de
las preferencias en las encuestas si quiere, pero nunca podrá ganar la
presidencia. De hecho, Keiko Fujimori está saliendo bastante magullada y ya se
empieza a notar que tiene miedo. Casi no puede hacer un mitin sin que se
aparezca al menos un piquete, cuando no una marcha de opositores en medio de
una polarización que trae reminiscencias del año 2000.
Es como si el propio Alberto
Fujimori estuviera postulando. Y ese ambiente está preparando el terreno para
que la sola posibilidad de que Keiko pueda ser elegida, despierte un gran voto
de protesta, con la consecuencia de que PPK, Mendoza o Barnechea le puedan
ganar en una eventual segunda vuelta.
Pero lo peor para los poderes
fácticos, la prensa concentrada y la ultra derecha en general, es que el
antifujimorismo de estos últimos días está empezando a tener cabeza de
izquierda en Verónika Mendoza, por más que el Frente Amplio no tenga nada que
ver en la organización de las movilizaciones.
Se trata más bien de una
representación política de la movilización social. No por gusto, la fujimorista
Luz Salgado increpó a los 24 actores de Al Fondo Hay Sitio para que en lugar de
fotografiarse con un letrero de “No a Keiko” lo hagan con uno de “Sí a
Mendoza”.
Lo cierto es que la izquierda
pasó el 10 por ciento en las encuestas, salió de la marginalidad y eso ha
prendido todas las alarmas. Lo que pensaron haber desterrado para siempre de
una elección peruana regresa con el Frente Amplio.
De allí que se ha desatado un
anti-izquierdismo mediático bastante lumpen como el de Cecilia Valenzuela, su
esposo y jefe de Ipsos, Alfredo Torres, y varios alfiles más de la gran
concentración mediática.
A dos semanas de la elección y
con los candidatos en la recta final es más difícil golpearlos. Además, en el
caso de Verónika es claro que hasta que tenía 2 o 3 por ciento ni la miraban, y
que solo por su despegue de última hora es que le han declarado la guerra
(sucia). Eso genera una especie de efecto teflón que protege su crecimiento,
sobre todo en el sur y centro del país, el ámbito rural y los estratos D y E.
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