UNA CARA NUEVA FRENTE AL MISMO ELENCO
La
imagen de renovación y frescura política que proyecta Mendoza en medio de un
grupo de candidatos ligados a la vieja política y la corrupción que la rodea,
es una ventaja para la joven parlamentaria...
Por Carlos
Noriega
Página/12
En Perú[1]
La izquierda peruana ya tiene candidato presidencial para
las elecciones de abril del próximo año. Se trata de Verónika Mendoza,
congresista de 35 años, quien ganó los comicios internos en el Frente Amplio,
que agrupa a varios partidos de izquierda. Derrotó en el proceso interno al ex
sacerdote Marco Arana, líder de Tierra y Libertad, el principal partido del
Frente Amplio. Las primarias del frente izquierdista fueron las primeras
elecciones internas abiertas en la historia del país, en la que participaron no
solamente los militantes sino todo ciudadano habilitado para sufragar.
Verónika Mendoza obtuvo un 43 por ciento contra un 37 por
ciento de Marco Arana. Mendoza, que lidera un pequeño movimiento, Sembrar,
logró captar un importante respaldo entre la juventud y en los sectores no
militantes que fueron a votar a las internas de la izquierda, especialmente en
la capital del país, donde ganó con amplitud, con lo que venció al aparato
partidario de Arana, quien triunfó en el interior. “Ganó la ciudadanía. Han
sido unas elecciones limpias, transparentes y justas. A construir el cambio con
Verónika Mendoza presidenta”, dijo el ex sacerdote, al admitir su derrota en las
internas.
El de Verónika Mendoza es un rostro nuevo, fresco, en la
desgastada y desacreditada política peruana, que deberá competir en las
elecciones presidenciales con el elenco de siempre: Keiko Fujimori, los ex
presidentes Alan García y Alejandro Toledo, y el ex ministro de Economía y
promotor de fondos de inversión estrechamente ligado a las grandes empresas
Pedro Pablo Kuczynski.
Las encuestas electorales las encabeza Keiko Fujimori,
hija del encarcelado ex dictador y que en 2011 perdió en el ballottage contra
Humala, a quien la encuestadora GFK le da 34 por ciento. En un lejano segundo
lugar se ubica el economista Pedro Pablo Kuzcynski, con 12 por ciento. Más
atrás vienen los ex presidentes Alan García, con 6 por ciento, y Alejandro
Toledo, con 4 por ciento. El ex ministro del Interior de Humala, el general en
retiro Daniel Urresti, hasta ahora el único precandidato del oficialismo,
recibe un 3 por ciento. Las encuestas revelan que cerca del 40 por ciento de
los electores señala no estar contento con ninguno de estos candidatos.
Fujimori, García y Toledo enfrentan serias acusaciones de corrupción. Kuzcynski
es conocido por sus estrechos vínculos con los grandes intereses económicos y
es cuestionado por haber favorecido esos intereses cuando fue ministro. Urresti
enfrenta un juicio por el asesinato de un periodista ocurrido en 1988 durante
los años de la guerra interna cuando el hoy precandidato estaba en actividad.
El Frente Amplio aspira a ganar espacio en ese terreno
del 40 por ciento de descontentos con los candidatos que ahora dominan la
escena electoral. Pero parte de abajo. Cuando ambos eran solamente
precandidatos, las encuestas le daban a Verónika Mendoza y a Marco Arana apenas
el uno por ciento a cada uno de ellos. La imagen de renovación y frescura
política que proyecta Mendoza en medio de un grupo de candidatos ligados a la
vieja política y la corrupción que la rodea, es una ventaja para la joven
parlamentaria, pero le espera una carrera difícil: le toca empezar desde muy
atrás, y tendrá que remar enfrentando los ataques del poder mediático,
encolumnado para intentar bloquear cualquier opción progresista y que ya ha
comenzado a atacarla.
Hija de un maestro y sindicalista de la andina región del
Cusco, que fue militante de Izquierda Unida, el frente izquierdista que en los
años 80 se convirtió en la segunda fuerza política del país pero que en los 90
se desintegró, y de una ciudadana francesa que en los años 70 abandonó Francia
para irse a vivir a los Andes peruanos, Verónika Mendoza nació y pasó su niñez
y adolescencia en el Cuzco. Al terminar el colegio se fue a estudiar al país de
su madre. Estudió psicología y después antropología en París. El año 2007
ingresó a la política de la mano del Partido Nacionalista de Ollanta Humala.
Fue electa congresista por Cuzco en 2011. Pero antes que el gobierno de Humala
cumpla su primer año, Mendoza renunció a la bancada oficialista y al Partido
Nacionalista por discrepancias con el rumbo que había tomado el gobierno,
electo con el apoyo de la izquierda pero que ya gobernaba de la mano con la
derecha. La muerte de cinco pobladores del poblado cusqueño de Espinar durante
las protestas contra una mina fue el acto final que decidió su alejamiento del
humalismo.
En los últimos años, Verónika Mendoza ha respaldado
activamente causas como la legalización del aborto, el matrimonio entre
personas del mismo sexo, los derechos indígenas y la defensa del medio
ambiente.
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