Verónika
Mendoza, corazón bien peruano
La presencia de Verónika Méndoza
preocupa a sus desvalorados contrincantes. La candidata a la presidencia del
Perú, no sólo representa la necesidad de ocupar un espacio alternativo a la
gastada propuesta neoliberal, sino forma parte de una nueva era del pensamiento
social en el Perú.
Los críticos de la izquierda
peruana se enquistan en el pasado. El pseudo intelectual Aldo Mariátegui respondió
a la pregunta: “¿Mendoza y Glave se pueden perfilar políticamente? …El día en
que una de ellos salga y diga ‘sí pues, Javier Diez Canseco fue un desastre’, o
‘Venezuela es una dictadura’, uff, ahí sí tiemblo. Serán un problema para la
derecha cuando esta gente empiece a actuar independientemente y no cargue el
lastre que viene de atrás. Afortunadamente, todavía no se atreven…”.
La primera y última preocupación
de los defensores del capitalismo, que ha colocado al Perú al borde del colapso
socio-económico, es verificar el deslinde de las propuestas políticas con la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR). El “cuco” Venezuela es la perfecta pantalla distractora en la
búsqueda de aliados políticos en torno a Washington, la Alianza del Pacifico y la política global
del dominio de las zonas petrolíferas por medio de la política belicista.
El diario El País anunció a pocas
horas de la victoria de Macri: “El presidente electo de Argentina confirmó que
pedirá la aplicación de la cláusula democrática para Venezuela y buscará cerrar
el acuerdo de la UE con Mercosur y abrirse a la Alianza del Pacífico. Un giro
de 180 grados hacia el liberalismo”. Y en CNN Macri dijo: "Tengo claro que
defiendo la democracia, y lo que pasa en Venezuela no refleja eso, y quienes no
los ven es porque les convendrá; yo tengo una posición clara de que no quiero
presos políticos, abuso de la libertad de expresión en el Mercosur".
Este es el formato de los medios.
El estigma “chavista” ocupa la atención en las entrevistas y comentarios,
soslayando temas medulares de interés nacional. No interesan los juicios o
denuncias que tenga el candidato o candidata; si robó fondos públicos, maquinó
asesinatos sistemáticos como el caso del Frontón, o malversaron fondos. Lo que
importa es cuán lejos se encuentre del “cuco Chávez” y cuán cercanos estén de
Washington y sus loobies como la USAID, que financia la maquinaría
asistencialista del gobierno actual y los del pasados.
Verónika Mendoza enfoca temas
relevantes al quehacer nacional: alimentación, seguridad ciudadana,
agroindustria, minería, educación, salud, etc. La exigencia banal de Mariátegui,
para que diga que Javier Diez Canseco fue “un desastre” acentúa la simpleza del
comunicador. A la pregunta “¿A qué
político peruano admiras?” Mendoza respondió
con hidalguía: “A Javier Diez Canseco”. ¿Esto podría inhabilitar a Mendoza como
persona proba, para ejercer la presidencia del Perú?
Detrás de la fobia a todo lo que
sea izquierda, se esconde un libreto concertado por intereses ajenos a las necesidades
prioritarias del Perú. Toda propuesta política que ponga en peligro la lógica
de gobernabilidad asociada a las grandes corporaciones financieras y mineras,
es vista como “anacrónica”, “chavista”, “madurista”, “caviar”, y los más osados
hasta la tildan de “terrorista”.
Tienen razón los críticos cuando
señalan que un gran porcentaje de la nación no sabe quién es Verónika; o sea,
ignoran la propuesta que está en construcción. La diferencia con los demás
candidatos es que lo que se sabe de ellos y ellas es sobre sus gruesos
expedientes judiciales, comidilla de la grosera farándula propagandística, que
insufla la información barata, basada en
el escándalo y la noticia del momento.
Seguro Verónika carga la herencia
de una historia frustrada de la izquierda en el Perú; marcada por divisiones,
caudillismos, y el trágico periodo de guerra que ocasionó dolor y muerte. Sin
embargo, Verónika Mendoza tiene la gran responsabilidad de representar el frescor
de un movimiento político honesto y genuino, sin historias oscuras ni privilegios
corruptos.
Hay temas claves que tienen que
ser abordados con urgencia y responsabilidad: la autonomía de la procuraduría,
la transparencia de las inversiones, la soberanía de los recursos naturales, la
estabilidad de la educación universitaria, el Estado laico, la uniones civiles
igualitarias, entre otros. Todos estos necesitan explicaciones desde la
originalidad de propuestas soberanamente nacionales, sin calco ni copia de
libretos corporativistas, impuestos por intereses ajenos a las necesidades de
las comunidades excluidas históricamente.
Verónika se está haciendo sentir a
lo largo y ancho del Perú, con la simplicidad, tenacidad y coraje que su record
de honestidad, capacidad e integridad políticas se lo permiten. Cualquier cosa
se podrá decir de ella; que es joven, bonita, mitad francesa, etcétera, pero que
es corrupta, o que traiciona los intereses de las grandes mayorías, JAMÁS.
Editor Tres
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