Keiko
y el ladrón Fujimori
Claudia Cisneros
Diario La República, 13 diciembre, 2015
Si Keiko Fujimori llegara a ser Presidente, de algo
podemos estar seguros: tendríamos la continuación del gobierno más corrupto de
la historia del Perú y uno de los más corruptos del mundo, en el puesto 7 de 10
según Transparencia Internacional (http://www.lanacion.com.ar/586074-revelan-el-ranking-de-los-ex-lideres-mas-corruptos-del-mundo).
¿Y por qué estamos seguros de que el de Keiko sería una continuación de esa
obscena corrupción de su padre? Por algo muy sencillo: Keiko Fujimori jamás ha
hecho ni hará un mea culpa por la responsabilidad de su padre, Alberto
Fujimori, en el saqueo institucional del Perú. Porque Keiko Fujimori
jamás ha reconocido ni reconocerá los delitos de su padre. Jamás ha reconocido
ni reconocerá las condenas justas, que de manera limpia y elogiada hasta por
propios defensores del fujimorismo, le fueron dadas.
Porque si alguien que quiere ser la primera autoridad del país es incapaz
de respetar el derecho, la justicia y los procesos que sustentan el Estado de
derecho y la democracia, cómo puede esperarse que actúe derecho. Si alguien que
detentaría el mayor poder de un país se cree por ello encima de la justicia y
la ley, como lo demuestra con respecto a su padre, ¿qué puede esperarse de su
autoridad como presidenta? ¿qué abusos no cometerá con todo su poder? ¿a qué
otros delincuentes no apañará, si hasta ahora apaña a su padre y a sus
cómplices políticos que la acompañan?
Keiko y los cómplices del fujimorismo pretenden cambiar la historia con
mentiras. Con falsas poses de indignación como la de sus respuestas ante las
declaraciones de Humala de que Fujimori fue un ladrón de marca mayor. Aunque no
les guste el tono, lo cierto, y lo que el Perú no debe olvidar, es que Fujimori
está preso por asesino y por ladrón. Condenado en procesos impecables y
elogiados a nivel nacional e internacional. Keiko no va a cambiar eso haciéndose
la indignada porque se le llama a su padre aquello que ha sido probado justa,
fehaciente y limpiamente, y hasta por propia confesión. Fujimori es corrupto
porque fue sentenciado en setiembre de 2009 por corrupción: por pagos ilegales
a congresistas de otros partidos con nuestra plata, comprándolos para sus fines
políticos; por usar nuestro dinero para financiar una red y equipos de
espionaje contra sus opositores políticos y periodistas; por usar millones de
soles de los peruanos para corromper medios de comunicación pagando ilegal e
inmoralmente para que los noticieros y periódicos digan lo que Fujimori y sus
secuaces querían y no informen nunca la verdad de los delitos y abusos que
cometían.
En 2009 fue condenado por peculado, que según la Real Academia Española es
“hurto de caudales del erario, cometido por aquel a quien está confiada su
administración”, o sea: robo de la plata del país por quien era responsable de
cuidarla. Seis años le dieron por robo. El propio Alberto Fujimori confesó
haberse robado 15 millones de dólares de las arcas del Perú (que luego dijo que
devolvió, já) y por ese robo recibió 7 años de condena. Y otros 8 años le
dieron por peculado otra vez, por meter mano, hurtar, robarle a las propias
Fuerzas Armadas y usar ese dinero para de manera ilegal e inmoral crear
periódicos chicha, populares, y sobornar a los que ya existían a cambio de solo
publicar lo que Fujimori y sus cómplices querían. Para que enlodaran con
mentiras e insultos infames a sus contrincantes políticos, para demolerlos con
trampa y volver a ser Presidente en el 2000, por 3ra vez y contra la
Constitución. El mismo Fujimori reconoció algunos de sus actos de corrupción
durante el juicio por peculado, acogiéndose a la conclusión anticipada. ¿Quién
que es inocente hace eso? Nadie. “(En términos concretos lo que el imputado
dijo es ‘sí, soy corrupto, ya no hagamos juicio’)”, explicó entonces la ex
jueza superior Inés Tello.
Ese es el Fujimori ladrón, abusivo, mentiroso, corruptor, manipulador que
Keiko defiende. Esta mujer que quiere ser Presidenta. Y que es incapaz de
exigir que sus tíos acusados de ladrones por robarse ropa usada que era para
donar a los más pobres. La mujer que quiere ser Presidenta no solo no defendió
a su madre cuando hizo la denuncia de esta perversidad de sus tíos, y denunció
el apañamiento de su padre a estos robos; sino que en silencio y de manera
cómplice, Keiko permitió que su padre torturara, humillara y expectorara a su
madre haciéndola ocupar a Keiko su lugar, cosa que hizo con pérfido gusto.
Entonces, Keiko, la corrupción no “atacó al gobierno” de tu padre como has
dicho hace poco, la corrupción era el gobierno de tu padre. La corrupción era
tu padre. Y no permitiremos que pretendan construir una historia falseada. No
permitiremos que los ladrones como tu padre o apañadores cómplices como tú nos
roben la memoria y la verdad.
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