sábado, 12 de diciembre de 2015



  UN MODELO QUE AUSPICIA LA CORRUPCION[1]
     Por Pedro Francke
                                               Jefe del Plan de Gobierno Frente Amplio



La corrupción es, además, un problema social que se combate principalmente con el ejemplo. De nada sirven las palabras si se hace todo lo contrario, porque la gente se da cuenta de que se trata de palabras falsas. La mejor educación ciudadana es la conducta de nuestros líderes, porque un presidente no es solo el que dirige u ordena, debe ser el que muestra el camino con la propia   rectitud de su comportamiento.



La corrupción es uno de los grandes males de nuestra patria. No es algo nuevo, es verdad: es un mal histórico que viene desde los comienzos de la República, como lo ha documentado meticulosamente el historiador Alfonso Quiroz. Pero la corrupción se ha desbocado y multiplicado en los últimos años. Debemos enfrentarlo AHORA, en serio, sin reservas. De lo contrario esta nación peruana, a la que queremos tanto, que estamos seguros dejaremos nuestros huesos en ella, puede terminar muy mal y con seguridad no podrá enfrentar los grandes retos que se nos vienen en torno a nuestro bicentenario.
Es indispensable en estos tiempos electorales discutir a fondo qué hacer con la corrupción. Parto de la premisa de que para hacer frente a la corrupción hacen falta tres elementos centrales: Voluntad, Ejemplo y Políticas. 

En este tema es necesario decir las cosas claras y poner primero lo primero. Si el candidato y la organización política n tienen voluntad real de enfrentar la corrupción, en particular porque ellos mismos están involucrados en ella, para qué seguimos hablando. No hay nada que hacer. Ya podemos tener todas las políticas, discursos, acuerdos y leyes que queramos, que nada de eso tendrá ningún resultado. 

Hablar de esto es central puesto que la corrupción atraviesa a las candidaturas que hoy encabezan las encuestas. 

Pienso en cómo, antes los audios revelando que el congresista Julio Gagó, negociante de fotocopiadoras, daba indicaciones a sus empleados sobre como disimular la propiedad de sus empresas para seguir haciendo negocios con el Estado ilegalmente, lo que ha hecho Keiko Fujimori es encubrirlo y defenderlo en vez de ponerlo en vereda. 

Pienso también en Héctor Becerril, congresista y vocero fujimorista, sentenciado porque no l epaga ni siquiera una pensión mínima a su hijo: le pasa apenas 150 soles mensuales siendo congresista ¡con los sueldazos que ya sabemos se manejan! Su Antonio Becerril, gerente del grupo Oviedo que se ha quedado ilegalmente con las azucareras Tumán y Pomalca, donde abusan de los trabajadores y evaden impuestos, fue candidato a la presidencia regional de Lambayeque mintiendo en su hoja de vida. Cómo podría la señora Fujimori ponerlos en vereda, si ella vive (muy bien) de lo que le pagan sus congresistas, ya que ella nunca ha trabajado en toda su vida. Tiene que apañar corruptos porque de ellos vive. 

César Acuña tienen también cuentas por rendir ante la justicia. Por ahora se ha zafado de la acusación de que violó a una menor, aunque no puede negar que teniendo más de 33 años tuvo un hijo con una alumna de una de sus academias, chica que para entonces tenía apenas 16 años. Pero también ha hecho de las suyas durante su paso por la gestión pública. Este semanario es su edición anterior reveló cómo 15 empresas vinculadas a él y a su hijo obtuvieron contratos con los municipios controlados por su parido: se trata de empresas cuyo domicilio fiscal pertenece a su hijo o cuyos gerentes son empleados o profesores de sus empresas. 

No hace falta, sin embargo, investigar mucho: están a la vista los paneles publicitarios de la universidad, en todas partes y a un costo millonario, que claramente hacen propaganda electoral. Así que son que son las pensiones pagadas por miles de alumnos y sus familias, con mucho esfuerzo, las que sustentan la campaña de Acuña, a la vista de todos los peruanos. 

No añadiré, por cuestiones de espacio, todas las acusaciones que cargan PPK y García.

Resalto nada más lo que todos sabemos: quien está metido en la corrupción no podría nunca hacer frente a este serio problema que carcome al Estado y a la sociedad peruana. En primer lugar, porque no tienen ninguna autoridad moral para hacerlo, y cualquier llamado que hagan a la sociedad y a los organismos autónomos del Estado, como el Poder Judicial, caerá lógicamente en saco roto. En segundo lugar, porque apenas enfrenten a alguna de las otras mafias corruptas que dominan la política peruana, estas les sacarán sus trapitos al aire. Pero sobre todo porque  no tienen voluntad de hacerlo. Si permiten la corrupción entre sus filas en su propia acción, ¿Cómo creerles que serán firmes contra flagelo? 

La corrupción es, además, un problema social que se combate principalmente con el ejemplo. De nada sirven las palabras si se hace todo lo contrario, porque la gente se da cuenta de que se trata de palabras falsas. La mejor educación ciudadana es la conducta de nuestros líderes, porque un presidente no es solo el que dirige u ordena, debe ser el que muestra el camino con la propia   rectitud de su comportamiento. 

Cuando se trata de corrupción, resulta fácil acusar al enemigo y convertirse en gran fiscal cuando se trata de otras organizaciones políticas. El ejemplo real se da cuando uno tiene que enfrentarse a la corrupción en las propias filas, entre aquellos en quienes uno confiaba. 

Hablo ahora por el Frente Amplio, donde hemos enfrentado la corrupción. Cuando se mostro el audio donde Pepe Julio Gutiérrez negociaba con la corrupta Southern “lentejas” para su persona, lo expulsamos. No lo apañamos como hace Keiko Fujimori con Julio Gagó o como hace el Apra con la familia de Gerald Oropeza y con el patrocinador de narcoindultos Facundo Chinguel , aquel por el que Alan García ponía las manos al fuego. No. A Gutiérrez lo expulsamos y pedimos que enfrene todo el peso de la justicia. Demostramos voluntad política, dimos el ejemplo.

Hablo también por Verónika Méndoza y Marco Arana. Conozco los modestos departamentos de ambos, que muestran a leguas que no han metido la mano donde no debían, estando muy lejos de las casas y departamentos millonarios que algunos de nuestros expresidentes se han comprado. A Marco Arana se le acusa reiteradamente de tener una camioneta 4x4, cuando se trata de un viejo carro que hace meses no circula porque él no ha podido arreglarle el motor. La modestia con que viven da fe de su honestidad, porque les aseguro que varias mineras y petroleras que ganan cientos de millones mientras contaminan nuestros ríos y lagunas no se quedan cortas cuando se trata de comprar conciencias. 

Es necesario también tener políticas claras contra la corrupción. Como la “muerte civil”: que nadie condenado por corrupción pueda regresar a la función pública. Que nadie pueda escudarse en que pasó demasiado tiempo sin ser juzgado, amparándose en la lentitud de nuestro Poder Judicial para escaparse de la justicia. Es decir, que estos delitos no pueden prescribir. Que el poder judicial y la Fiscalía sean limpiados y que los jueces y fiscales no sean nombrados, renovados y removidos por un Consejo Nacional con sinvergüenzas en su seno. Que haya transparencia. Que no hay encuentros o correos secretos entre ministros, funcionarios y lobistas de grandes empresas. Que haya una política consistente, permanente, firme, contra la corrupción. Que se defienda y premie a quienes denuncian actos de corrupción. Que se favorezca la vigilancia ciudadana y en especial de la prensa. 

Pero el Frente Amplio va más allá: afirmamos que es necesario un cambio de Constitución y un cambio de modelo económico. Porque no puede taparse el sol con un dedo y negar que ha sido este crecimiento primario-exportador, basado en que extraigan y se lleven nuestras riquezas naturales al exterior, el que ha generado corrupción a raudales, en el que ha habido un canon que se ha malgastado y unos lobbies que logran leyes a su favor a cada rato. No es un fenómeno desconocido: los estudios internacionales muestran claramente que los países que más dependen del extractivismo tienden a tener más corrupción. Esto también hay que cambiar.


[1]  Hildebrant y sus Trece 11/12/15

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