sábado, 9 de enero de 2016




SIN OTORONGOS NI ROBACABLE

Diario UNO
09/01/15

Por Paco Moreno

Marisa Glave pisa el acelerador para llegar al Parlamento con Verónika Mendoza


Marisa Glave

Marisa Glave está decidida a luchar para que cambie el Congreso. Es una pelea titánica, pero está dispuesta a darla. Es una de las principales cartas del Frente Amplio que mañana compite en las internas con el número 3. “Creemos en la democracia porque pone el poder en las manos de las personas. Nosotros heredamos una República que costó muchas valiosas vidas. Desde la gesta de Túpac Amaru y Micaela Bastidas hasta la batalla de Ayacucho… Miles se sacrificaron para que tengamos en nuestras manos ese poder; yo creo que sí se puede ejercerlo para construir algo nuevo”, dice.





—¿Por qué quiere ir al Congreso si en este ente los llamados otorongos hace de las suyas y manchan todo lo que puede? Además los ciudadanos detestan a los congresistas.
—Porque no tiene que ser así; la crisis de institucionalidad del país exige transformaciones radicales. En esa perspectiva, un Congreso distinto, sin otorongos ni robacables, es indispensable. Los ciudadanos y ciudadanas detestan legítimamente al Congreso; es hora de mostrar que se puede hacer política de otra manera, que el Congreso es indispensable para transformar democráticamente el Estado, para contribuir a la diversificación productiva y generar y garantizar los derechos de hombres y mujeres.
—Usted es muy optimista, ¿en serio cree que puede hacer eso en el Congreso?
—Podemos construir una fuerza congresal que le devuelva a las y los ciudadanos la esperanza y la confianza en que tiene personas que los representan, que llevan sus demandas al Estado; que fiscalizan para que miembros del Ejecutivo (del poder central, regional o local) no solo cumplan con sus obligaciones, sino que lo hagan con honradez.
—¿Cómo evitar que lleguen los “otorongos”, “comepollos”, “robacables”?
—Ellos fueron elegidos. Pero nosotros queremos presentarnos como una alternativa que llame a los ciudadanos a un voto responsable, un voto por el cambio en la forma como se hace política. En el Frente Amplio sí creemos en la democracia porque pone el poder en las manos de las personas. Nosotros heredamos una República que costó muchas valiosas vidas. Desde la gesta de Túpac Amaru y Micaela Bastidas hasta la batalla de Ayacucho… Miles se sacrificaron para que tengamos en nuestras manos ese poder; yo creo que sí se puede ejercerlo para construir algo nuevo. El Congreso, como el Estado todo, debe ser transformado por la gente. Por eso pretendo ser representante de un espacio que debe ser parte del corazón de la democracia.
—¿Cuál sería su primera iniciativa legislativa por la que lucha si es elegida?
—Presentaría dos proyectos: Uno, muerte civil a los corruptos, tanto a los funcionarios involucrados en ese delito cuanto a quienes están al otro lado del mostrador, es decir, a los empresarios y a todos aquellos que participan de la corrupción; dos, ley que declara de prioridad la vivienda popular en el Perú y reconoce la Vivienda como un Derecho.
—Es largo el cargo de congresistas.
—Durante los próximos 5 años es importante promover iniciativas legislativas para la diversificación productiva en el país, como una ley que crea un programa nacional de apoyo a la pequeña agricultura y la seguridad alimentaria, plantear una modificación constitucional que elimina el carácter subsidiario del Estado y que defina el Perú como plurinacional y con respeto e igualdad a todas las sangres, esto mientras logramos en el Perú generar un proceso constituyente para una nueva constitución. Para darle poder real al ciudadano necesitamos también un cambio en la Ley 26300 de participación y control ciudadano para rebajar las exigencias para que la ciudadanía presente iniciativas y referendos…tengo varias iniciativas, las he articulado en cinco ejes que son: Derecho a la ciudad y derecho a la vivienda; todos los derechos para todos y todas sin discriminación; lucha frontal contra la corrupción; reforma política para una verdadera democracia con participación; y desarrollo sostenible.
—Cumpliendo su labor fiscalizadora, ¿qué casos tendrían prioridad?
—Investigaría las mafias en gobiernos regionales y municipales. Me parece de la mayor importancia para el Perú la descentralización, y por eso, junto con dar más atribuciones, competencias y recursos financieros a los gobiernos descentralizados (que los necesitan), se requiere estar muy al tanto de cómo se utilizan y corregir los comportamientos reñidos con la moral y hasta con la ley.
—¿Y las licitaciones mayores?
—Fiscalizaremos todo el sistema de contrataciones, licitaciones y adquisiciones del Estado que es una de las matas de la corrupción en el país. El famoso “diezmo” tiene que terminar; hasta el último centavo debe ir a obras y servicios para la población; no a los bolsillos de funcionarios y electos. Creo que con eso reforzamos la democracia.

ADEMÁS

—¿El Congreso peruano tiene solución?
—Sí, si logramos construir una célula parlamentaria seria, que esté en diálogo y articulación permanentemente con la población y sus necesidades, que efectivamente la represente. El diálogo entre congresistas y ciudadanos me parece central; tenemos que hacer pedagogía de la política. En el Frente Amplio construimos las candidaturas por elección popular, por diálogo. El Congreso no tiene por qué quitarle poder al pueblo; tiene que dárselo. Por eso necesitamos representantes que sepan que el poder viene de la gente y es a la gente a quienes debemos rendir cuentas.

PARLAMENTO EN CRISIS

Que los apristas lo manejen es demostración de su precariedad

—¿Cómo es posible que cuatro apristas prácticamente manejen la agenda mediática del Congreso actualmente? ¿Por qué sucede esto?
—Que ellos manejen el Congreso es la demostración de su precariedad. Los partidos están tan mal en el país y los representantes son tan improvisados, que han bastado 4 experimentados con formación política y con recorrido, algunos de ellos, para dictar la agenda. Esa realidad demuestra la importancia de los partidos y de su cohesión. Nosotros hemos nacido cerca de movimientos populares y de municipios participativos. Para nosotros, esa es una experiencia muy valiosa que pondremos al servicio de la gente en el Congreso.

PARA MEJORAR EL CONGRESO

La bicameralidad debe volver

—¿Está usted de acuerdo con retorno de la bicameralidad?
—Sí; sé que no es popular, pero sí estoy de acuerdo porque permitiría al Congreso recuperar funciones que, al eliminar la cámara de senadores, pasaron al Ejecutivo o a instituciones corporativas: nombramiento de jueces y fiscales, de altos mandos del Ejército.
—¿Qué permitiría la bicameralidad?
—Mejorar la calidad legislativa con una segunda revisión de las leyes. Hay cantidad de leyes que no se cumplen, que están mal hechas y que el Congreso no le da seguimiento: si al Ejecutivo no le gusta, no la reglamenta y no pasa nada. Un Congreso fortalecido con dos cámaras podría ser un Congreso que dé seguimiento a la labor legislativa, que analice si la aplicación de las leyes cumplió sus objetivos o hay que cambiarlas; que las evalúe. La descentralización, por ejemplo: requiere una seria evaluación de una legislación que se dio hace más de una década, incompleta, contradictoria y a la que hoy el Ejecutivo no le hace caso: en estos últimos gobiernos se han creado programas a cargo de Ministerios que, según la legislación, solo deben tener funciones de rectoría en la medida en que la ejecución debe ser descentralizada. Por eso es que puede aprobarse muy pocos recursos para los gobiernos regionales y locales y la mayoría de recursos queda en el Ejecutivo central… ¿qué descentralización es ésa?

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