Perú 2016: la Política
en crisis refundacional
Por Manuel Dammert
Diario Uno
20/01/16
El poder económico financiero, la plutocracia apátrida, que ya tiene el
control del Estado, pretende cerrar el sistema político para imponer el saqueo,
la corrupción, y la precarización de la vida. Existe más del 30% del electorado
que sigue buscando alternativas de cambio real. Desde este desafío, el Frente
Amplio, y las diversas fuerzas populares, progresistas y de izquierda, debemos
asumir las responsabilidades con la Patria.
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Manuel Dammert |
El Congreso, tras extrañas
idas y venidas, promulgó la Ley 28094, Ley de Partidos Políticos. Lo hizo el 17
de enero 2016, cuando el proceso electoral ya
está en marcha. Se evidencia la crisis de la Política en el Perú. Crisis que es
el signo de los desafíos en el periodo cercano a su Bicentenario como Nación el
2021.
Muchos reducen la política
a los afanes de los individuos en sus metas personales, y divagan al respecto,
obviando el sentido real de la política. El reino de la política es el de la
Soberanía, el de la voluntad de poder para resolver los asuntos de una
sociedad. Expresa una relación general de fuerzas, entre los poderes
económicos, sociales y políticos, desde las cuales debe analizarse las
distintas respuestas de los individuos.
En el Perú está en crisis
refundacional la política, por una relación estructural de fuerzas. La
disyuntiva enfrenta al neoliberalismo apátrida con las fuerzas de la Patria Hermosa.
El neoliberalismo y el poder dominante de la plutocracia financiera, vigente
desde la dictadura de 1992, pretende instalar su continuidad por varias
décadas, e impedir que el poder de la ciudadanía afirme la soberanía de una
república para todos. Quieren reducir la patria a un territorio subordinado sin
nación, el Estado a una fachada de república sin ciudadanos, y la política a
una fachada subordinada al control mediático y al vacío de la institucionalidad
política. ¡Patria hermosa Soberana, o Plutocracia apátrida! es el conflicto
político que marca este largo periodo hasta el Bicentenario Nacional.
La Ley 30414, de Partidos
Políticos, expresa esta crisis. Voté contra ella en su primera aprobación, y di
mi voto a favor en la segunda al insistir el Congreso con modificaciones. Esta
ley cierra el sistema político actual
a la ciudadanía e incorpora pocos mecanismos que en otro marco legal son
positivos (elecciones primarias abiertas para elegir candidatos, control de los
gastos partidarios). La Ley 30414 perenniza los actuales partidos inscritos,
reconocidos por millones de firmas que deambulan sin existencia real. Les
permite continuar participando elección tras elección, en las más abigarras
mezclas de apetitos, y dándoles aportes del dinero público. Al mismo tiempo,
cierra el sistema político, elevando a 4% del patrón electoral los adherentes,
cuyas firmas deben pagar para registro. Y deja sin derechos políticos
nacionales a movimientos regionales y locales. Deja intacto el poder mediático,
altamente concentrado, que se ha afirmado como un “partido” regulador, y que
buscan manejar al pueblo, por las emociones y fantasías de la política reducida
al espectáculo.
El poder económico
financiero, la plutocracia apátrida, que ya tiene el control del Estado,
pretende cerrar el sistema político para imponer el saqueo, la corrupción, y la
precarización de la vida. Existe más del 30% del electorado que sigue buscando
alternativas de cambio
real. Desde este desafío, el Frente Amplio, y las diversas fuerzas populares,
progresistas y de izquierda, debemos asumir las responsabilidades con la
Patria.
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