(Des)Variaciones 2016
Por Claudia Cisneros
Diario La República
07/02/16
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Claudia Cisneros |
Hasta
cuánto resistirán los estómagos con tanta gastronomía hiperprocesada, tanta
mala política hiperbolizada, hiperhipócrita echándole al bofe por ser el dueño
del país los próximos 5 años. ¿A dónde los nuevos pastos? ¿A dónde las aguas
limpias? ¿A dónde se han ido todos los que alguna vez fueron o los que podrían
ser? Estamos inundados, huaycos de extrema pobreza ética; mientras yo escribo y
tú lees...
El Perú es el tercer país más vulnerable al Cambio Climático. La variabilidad del clima, los fenómenos naturales extremos se tornan cada vez más impredecibles y la temperatura, los vientos, el retroceso de los glaciares ya vienen generando impactos directos en poblaciones de todo el país, que por no ser Lima, el ombligo de sí misma, debemos persistir en ignorar. Comunidades obligadas a sembrar otros productos a los acostumbrados, dietas que cambian con su subsecuente impacto en la salud nutricional, actividades productivas que ya no rinden, pastos que dejan de crecer para los animales, animales que no engordan, gente que no puede comerse esos animales, agua que escasea para cultivos o que está demasiado contaminada por relaves y pesticidas para el consumo humano. Y el riesgo latente de inundaciones, huaycos, friaje, heladas y demás. Todo eso ya está sucediendo mientras cómodamente seguimos leyendo o escribiendo acerca de las consecuencias del cambio climático en el Perú.
El Perú es el
tercer país más vulnerable a la corrupción, extrapolando. La variabilidad del
clima político, los fenómenos presidenciales que tenemos que soportar, el
retroceso de la ética, los profundos impactos a nivel del suelo y el subsuelo
de la hebra orgánica nacional. Y no por ser los limeños, ombligo de sí mismos,
debemos ser ciegos ante la descomposición del órgano central del cuerpo país.
Comunidades enteras obligadas a votar por los viejos animales embaucadores de
siempre o por las nuevas bestias disfrazadas de hierbabuena. Hasta cuánto
resistirán los estómagos con tanta gastronomía hiperprocesada, tanta mala
política hiperbolizada, hiperhipócrita echándole al bofe por ser el dueño del
país los próximos 5 años. ¿A dónde los nuevos pastos? ¿A dónde las aguas
limpias? ¿A dónde se han ido todos los que alguna vez fueron o los que podrían
ser? Estamos inundados, huaycos de extrema pobreza ética; mientras yo escribo y
tú lees, Acuña seguirá mintiendo con alevosía, Guzmán contradiciéndose con
esmero y los viejos embaucadores de siempre, García y el nuevo-mismo
fujimorismo de Keiko, aferrándose a sus viejas prácticas, disfrazándolas de
sonrisas, trajes típicos y discursos calculados con la ambición única de
hacerse del poder de una nación que prometen volvernos a dejar en varias formas
de ruina.
El Perú es el
primer país más vulnerable a los carroñeros nacionales y extranjeros
(Kuczynski), me cito para no plagiarme. Unas llegan de México chorreando sangre
indígena de Bagua desde hace 7 años (Mercedes Aráoz), otros vuelven de la
cripta y de sus propias encriptadas mentiras (Toledo). Hay los carroñeros,
enormes ombligos de sí mismos (García) que exudan angurria y desprecio desde la
cuenca misma de sus entrañas corrompidas, torrentes tóxicos de aguas servidas
que violentan el suelo y subsuelo geo-social a través de una red oscura de
drenajes y pendientes que atraviesan todo el sistema judicial, que devuelve sus
armas a la escoria del penal, narcos y asaltantes engordando en su camal,
animales que se comen a otros animales, a los de buen vivir. Carroñero mayor,
desde su hiperinflación, masacre penal, masacre nativa, masacre colosal. Toda
una vida de mal arado para cosecharnos, desprevenidos. Pero hay los carroñeros
estacionales, no les gusta trabajar, aparecen cada 5 años a reclamar víctimas
de su legado (Keiko). Sonrisa educada en el campo (de concentración) de su
padre. Esconde mueca atravesada en el paraje desértico donde los muertos que
“menos-mataron” están apilados para siempre y sin descanso por la permanente
negación de la verdad del cambio climático y de los delitos que pudren a su
imagen y semejanza en la Diroes.
El Perú ya no
soporta los dos grados de elevación de temperatura pronosticados. El agujero en
la capa de ozono y en la chalina verde de Villarán sufre de estrés hídrico
pos-traumático con aridez ética debido a la urrestización defensiva de las
barreras de derechos y los diques implosionados por el asesinato al periodista
Bustíos. Nos ahogan los gases de efecto invernadero de los establos de ganado
plagiado: Anel Townsend, Marisol Espinoza, Iberico, Lay y Beatriz Merino (otra
vez mostrando los dientes blancos al capital, como cuando traicionó a los
nativos desde su puesto con aire acondicionado en la Sociedad de Hidrocarburos,
colosal cuerpo de emisiones contaminantes de CO2 y lobbies de políticas metano,
lluvia ácida para el desarrollo nacional.)
Prevención y
mitigación es la única solución: "Se puede considerar la red de cuencas
como un fenómeno análogo a una sociedad humana pre-estatal: 1) las personas se
interconectan para optimizar el acceso de cada uno a la energía de los
recursos, 2) para atenuar la emergencia de la desigualdad de acceso entre
ellas, y 3) para que la sociedad entera gaste la energía mínima en mantenerse
operativa. Según Rodríguez et al. (2001) los patrones de conectividad en las
cuencas que corresponden al capitalismo puro (cada uno por sí mismo) y al
socialismo puro (todos iguales) son deficientes en el uso de energía; el
sistema óptimo integra la heterogeneidad local con un orden igualitario",
John Earls, físico y antropólogo peruano. En abril nos cae el diluvio.
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